El primitivo campo de Oranienburg fue reconvertido en el campo de concentración de Sachsenhausen en 1936 por los propios internos. Se ubicaba en una planicie al borde de aquella población, en las inmediaciones de Berlín, capital del Reich. Los prisioneros tenían asignada tareas como reparar zapatos, relojes y reciclar equipo capturado convirtiéndolo en materias primas. Eran más de 3.000 en ese Komando (apellidado Speer), el más numeroso de entre los 10.000 y 15.000 presos del campo. También se llevarían a cabo experimentos sobre suelas de zapatos. Así, alrededor de una pista con carriles separados cubiertos de grava, ceniza, arena, cemento... unos 150 prisioneros daban vueltas cada día hasta recorrer 40 kilómetros y determinar la duración de los distintos materiales, llevando a la espalda sacos de arena de hasta 15 kilos y con los pies apretados en unos zapatos dos tallas más pequeñas. Dicho estudio era "inofensivo" en comparación con las pruebas sobre medición de ruido de silenciadores para pistola llevados a cabo. Aunque Saschenhausen no era un campo de exterminio propiamente dicho, la violencia...
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Necesario recordar esta parte de la historia, aunque sea doloroso. Es curioso el interrogante que planteas al final. Habría que reflexionar sobre ello y revisar en profundidad el significado que atribuimos a símbolos como la esvástica y la hoz y el martillo. Nunca me lo había planteado, en particular sobre la hoz y el martillo...
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