Formula I (Formula Inorgánicos) nace en 1989 tras un intenso trabajo en equipo realizado entre mi amigo José Medina, profesor de Matemáticas y Ciencias en el C.P. Guzmán el Bueno de Tarifa y un servidor, perteneciente también a la plantilla del mismo centro impartiendo Lenguaje.
La idea era aprovechar las posibilidades de la computadora para facilitar el aprendizaje de la formulación química al alumnado de octavo de E.G.B. ¡Sí, en aquellos años y en aquel colegio se enseñaba formulación química! Increíble, ¿verdad?
José Medina y yo diseñamos una a una las diferentes páginas que estarían a disposición de los estudiantes a lo largo del programa, analizamos los mensajes que debían presentarse en pantalla para que fueran breves pero significativos. Pensamos cuántas partes debería tener el programa, en cuáles presentar ayuda y en cuáles no; seleccionar, en su caso, el tipo de ayuda y, sobre todo, qué tipo de respuesta ofrecer ante cualquier error que pudiera cometer el joven usuario. Las rutinas de respuestas "inteligentes" debían brindar una información clara sobre dónde se hallaba el error y ello con un lenguaje idéntico al que se usaría en una clase normal: A tu fórmula le falta algo, has escrito más de la cuenta, cuidado con las valencias, cuidado con los símbolos, tu fórmula está desordenada, has escrito sólo letras o sólo números, etc. etc.
Tras la captura de datos personales (escribe tu nombre, por favor) el alumno podía comenzar practicando la formulación de los compuestos presentados en pantalla eligiendo entre Óxidos, Peróxidos, Anhídridos, Hidróxidos, Ácidos, Sales... La ayuda en ese momento siempre estaba disponible (nomenclatura de elementos, combinación entre ellos, valencias, terminaciones...). Al módulo de Evaluación se accedía cuando cada cuál se consideraba capacitado para someterse a una prueba de 30 ítems. En ese momento desaparecía la ayuda y se podía optar por trabajar con el anión delante o detrás del catión, formulando o nombrando fórmulas presentadas. Sobra decir que ninguna fórmula se repetía jamás, pues el programa no lo permitía. Una vez terminados los ítems, la nota parcial y global de la prueba aparecía en pantalla instantáneamente y quedaba almacenada en un fichero al que sólo podía acceder el profesor. Tras diez meses de trabajo, el programa entró en servicio.
Como anécdota diré que al presentarlo en el Registro de la Propiedad Intelectual, tuvimos que registrarlo como si de un libro se tratara, presentado los listados de instrucciones (en GW-Basic), pues a esa fecha nunca se habían entregado disquetes en la Entidad. Hoy día estos programas están más que superados gracias al poder de las computadoras actuales, pero entonces debíamos trabajar con menos de 64kb. No 64 gigas, ni 64 megas... Nada de eso. Sólo, menos de 64kb. Lo importante de aquel trabajo, el servicio que ofreció al alumnado durante años y el grato recuerdo de las incontables sesiones de coordinación tanto en el colegio como tomando café en el Club de Oficiales de Marina de la localidad.
El siguiente vídeo os muestra cómo actuaba Formula I