En verano de 2014 tuve la oportunidad de visitar Cracovia. Esta ciudad, como muchas y muchas otras, tiene tantos lugares impresionantes que sería salirme de mi objetivo recordar la Catedral (con su trompetista), la Lonja de los Paños, el Castillo, etc. Con esta entrada y otras posteriores que etiquetaré como “Recuerdos de viaje” (ahora mismo me viene a la memoria Isaac Albéniz), mostraré alguna imagen que me llamó entonces la atención y que recogí con mi cámara.
En la calle Pomorska se encontraba el Cuartel General de la Gestapo. El edificio es realmente siniestro y en sus celdas se torturaba sin piedad. En una de las paredes exteriores se ve una placa en la que figuran las palabras que grabó en el muro de la celda número tres un preso desconocido: "Los únicos testigos de las lágrimas derramadas y de todo lo ocurrido aquí, son estas cuatro paredes y el buen Jesús".
El gueto judío se preparó con la intención de aislar a esta comunidad y comienza a funcionar en marzo de 1941. Comprendía unas treinta calles y hacinó alrededor de quince mil personas. Al año siguiente comienza la "liquidación" del recinto. Unos ocho mil judíos pasaron al campo de concentración de Plaszów, alrededor de dos mil fueron asesinados en el propio gueto y el resto fue enviado a Auschwitz. Thomas Keneally en su libro "El Arca de Schindler" menciona una de las calles del perímetro en estos términos: "La piedad había desaparecido de la calle Krakusa".
Óskar Schindler procuró rescatar del campo de concentración a cuantos judíos pudo para que trabajaran en su fábrica.
Birkenau (Auschwitz II). Con la bandera sobre sus hombros, herederos del dolor y del orgullo.
Cambiando de tema, también me pareció muy interesante ver el nombre de Nicolás Copérnico en la relación de matrícula del Colegio Maius. Estudió en él entre 1491 y 1495.
No hay comentarios:
Publicar un comentario